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Sentidos (¿5?) o ¿Será mejor callar?

Música

No era consciente de cuánto lo necesitaba

No era consciente de cuánto lo necesitaba

Hace más cuatro años que no interpretaba una obra tuya, ya sabes: las circunstancias, las programaciones, las exigencias de coherencia en los programas, las plantillas orquestales adecuadas, la casualidad, un sinfín de cosas nimias o no tanto. Pero el hecho es que el sábado pasado me dí cuenta del tiempo que llevo sin gozar de tu música activamente y de repente me ha entrado una especie de vértigo. Mientras sonaban los primeros compases de tu KV504, después de unos segundos estaba como un bobalicón puesto a ensayar no estando allí realmente. La música sonaba y yo seguía como un blando autómata con ella sin analizar para modificar o trabajar, solo pensando que hacía mucho tiempo que no estábamos juntos y que no sentía lo que ahora vuelvo a sentir y no puedo explicar. ¿Cómo se puede estar tanto tiempo sin sentir tal cosa?.

Me vino a la mente también de una frase del Dr. Vallejo-Nájera cuando advertía que a la hora de hablar de tí no se podía esperar de él demasiada imparcialidad ya que "de todos los seres humanos que desde los orígenes de los tiempos han pisado la Tierra, a ninguno estoy tan agradecido como a Wolfgang Amadeus Mozart. A él debo los mejores momentos de mi vida, que se repiten una y otra vez con creciente complacencia. Entre mis muchos y graves defectos no destaca el de la ingratitud..."

¡De repente siento el pavor que sobreviene a uno recorriendo unos metros al volante sin haber mirado a la calzada! . La imagen sonora que quiero y no se produce me devuelve a la realidad: "Los sforzandi un poco más amables, por favor".

Percepción y emoción.

Percepción y emoción. ¡Curioso este fenómeno de la percepción del lenguaje de la música que tiene la gente(1)!. Llevo ya hace muchos años pensando acerca y maravillándome de esa necesidad de explicar la música y/o explicarse con música. La veo -a la necesidad- como desde fuera, con mirada impertinente y siempre con sorpresa, lo admito. También que me divierte bastante e incluso me llega casi a enfurecer en algunas ocasiones.

El resorte que ha hecho saltar de nuevo mis pensamientos y reflexiones con relación a este tema es un libro audaz y llamativo ya incluso desde el título "De Madonna al canto gregoriano"(2), y del cual llevo leídos tres capítulos. Ahora no voy a meterme con el "librillo", y no es por falta de ganas ya que por lo que llevo leído alterna aciertos y yerros (entiéndanse estos en su mayoría como "cosas muy traídas por los pelos") a partes iguales, sino porque creo que es mejor empezar a disparar al menos al avistar más de la mitad del cuerpo de la víctima.

Y es que estamos (¿también yo?) hechos un pequeño lío: siempre he pensado que uno de los errores de la herencia judeo-cristiana es esa propensión tan absurda de separar cuerpo y alma de forma tan decantada. Resulta que sin embargo una obra musical ha de ser coherente como un único corpus desde el principio al fin. Por ejemplo la (archi)famosa "Patética" de Tchaikovsky tiene una molestia en ese movimiento brillante, expansivo... que contradice el espíritu sombrío del principio y el final de la obra. Tras oír los comentarios de un gurú radiofónico que comparaba versiones se me eriza -literalmente- el vello que me queda escuchándole decir sandeces del estilo de: "tal versión contiene grandes dosis de verdad" (¡¡¡ ???), o también: "X interpreta esta movimiento, triunfal en otras versiones, de forma desgarradora y terrible, recordándonos que la evocación de momentos felices es demoledora cuando estamos abatidos..."(3). Por supuesto que el movimiento suena como debe sonar: expansivo y optimista, un poco más lento de lo habitual, pero nada más ni menos.

O sea, para nuestra mente estrecha si la obra es gris HA de ser toda gris, es el prurito de "esto va de esto", y no me lo cambies mucho que si no no lo entiendo. No casa esto muy bien con la dualidad alma-cuerpo o con las ideas del ying y el yang, o como coño se escriba... y mejor no seguir buscando en el catálogo de supersticiones. Siempre hemos buscado explicar lo que no entendemos y ciencia-religión-superstición se han dado la mano en proporciones desiguales segun casos, tiempos e incultura. Así la idea de los contrapuestos es una de las que nos sirven para explicar los más insondables arcanos. Para la música ni eso, vaya.

¡No compréis ni leáis la prensa especializada!... no saben nada. Es un consejo de amigo(4).


(0) Ilustración de E.Louis Lami. Muestra un sector de la audiencia en un concerto de Beethoven. Me hace gracia el atormentado, vamos, que casi me hace reir....
(1) Es un genérico, ya lo sé, pero es tan ¡abundante!.
(2) Está bastante claro que sin un título rompedor un libro no es nada, porque no se vende...
(3) Perdonadme que salga mi yo más vulgar: "¡Hay que joderse!"
(4) Otro día tocará el turno a los "críticos" que escriben en los medios generalistas. Se me hace la boca agua tan sólo de pensarlo...

GRANDES Y AUTÉNTICOS. IV

GRANDES Y AUTÉNTICOS. IV

GEORG SZELL

Hay música que oigo pocas veces, no sé porqué. Tras años de no oírlo, y años también que pasaron desde que me enfrenté a él en un escenario suena una tarde de este fieramente lluvioso otoño el concierto para piano y orquesta en sol mayor op. 58 de Beethoven. Me apresuro a confesar que de los cinco hermanos es mi favorito. ¡Es una obra tan idealista!... casi diría "pura" en su ensueño. Las veces que la he interpretado me han llevado a desandar un camino que me trae de ser demasiado "evanescente" y "flotador" la primera vez hacia una mayor concreción, claridad y una menor autocomplacencia.
Desde luego la versión que ahora suena es esencialmente la anti-autocomplacencia (perdón) y un prodigio de concisión y servicio al texto, de responsabilidad. Oyéndola me avergüenzo de haber sido tan débil. Sigo arrobado y admirado mientras suena el primer tutti. Tengo la sensación clara de que "tocan como hombres", entiéndase bien: "género humano"... que hay por aquí mucho mal pensado. Parecerá muy rápido y todo lo que se quiera, pero esto que suena es UNIVERSAL. Es difícil de explicar, pero ES, y hay que sentirlo para saber lo qué intento expresar.
Mientras sigo absorto escuchando a Leon Fleisher acompañado por la Orquesta de Cleveland (fastuosa) dirigida por Georg Szell suena la voz de mi chica: "¡Que claro se oye todo, ¿no?". Se ha visto arrancada de la lectura atraída por la honestidad de un planteamiento limpio, el "no mirarse el ombligo". Asiento lentamente con los ojos fijos, perdidos en algún punto entre los dos altavoces. ¡Touché!.

Georg Szell nació en Budapest pero creció en Viena, que realmente no es lo mismo que crecer en Valencia, sospecho. Formado como pianista y compositor, enseguida se dió cuenta que lo que realmente le atraía era dirigir. Triunfó como niño prodigio al piano antes de ello y parece ser que siempre estuvo en forma... cuentan que se permitía poner ejemplos para sugerir la forma de tocar a grandes solistas, cosa para la que hace falta "cuajo" o estar con los dedos prestos. Parece ser que Georg, George (en inglés) o el original Gÿorgy tenía las dos cosas. Otra muestra de esa seguridad la protagonizó delante de la indomable Filarmónica de Viena diciéndoles en un ensayo de una obra de R. Strauss*: "Caballeros, es evidente que Vdes. no tienen idea de cómo tocar esta música..." (dejadme que ponga un buen montón de admiraciones: ¡¡¡¡¡¡¡¡ !!!!!!!!). ¿Imagináis quién de los espantapájaros que pueblan ahora el top-bussiness serían capaces de decir algo así teniendo o no razón?.

Szell tenía fama de malvado, en Cleveland no era desde luego un patrón cómodo para sus músicos. Se cuenta que tomaba un taxi y se dirigía hacia la casa de uno de sus músicos... hacía parar y se quedaba escuchando... ponía cara de "está estudiando, ok" y pedía otra dirección al taxista. La verdad es que por esto o por otras cosas -seguro, muchas otras- esta orquesta no ha vuelto a ser la misma desde que él no está. Como tantos otros húngaros** Szell decide "hacer las américas". De su etapa en Cleveland (1946 hasta su merte en 1970) nos queda un legado discográfico realmente impresionante. Realmente fué uno de los directóres más fonográficos, y ahora tenemos la suerte de que sus grabaciones se comercializan en series medias, más económicas porque son antiguas. Hay una frase tremendamente incorrecta que dice: "mariconadas las justas...". Menos que las justas, evidente oyendo sus discos.

Su estilo es característico: tiende a la rapidez y a la incisividad, a la claridad de texturas y al equilibrio y el balance perfectos, ¡PERO! con un brío y un espíritu admirables. En músicas misteriosas y románticas queda para mi gusto un poco demasiado analítico e implacable, pero he de reconocer que me hace gracia y que lo uso como antídoto después de sufrir a "uno-de-esos-que-se-masturban-con-la-música y-con-sus-ideas-acerca-de-la-música".

No sé, después de esta última frase creo que dí en el clavo...no tengo mucho más que decir, escuchadle y/o vedle*** y sabréis lo que digo.

¡Ah! se me olvidaba, tomad nota:

"Hay que pensar con el corazón y sentir con la cabeza"

... es mi frase favorita de siempre, la dijo él.

* Nuestro hombre tenía una relación muy cercana con el compositor de "Salomé".
** Georg Solti, Fritz Reiner, Antal Dorati... por cierto, todos con una impresionante discografía.
*** Hay un video que en Spain no encuentro (en Valencia, la tierra de la música tampoco) y que contiene tomas de un ensayo suyo con Cleveland. Sin duda era uno de los tipos más inteligentes y coherentes que circularon en este planeta de la música, lleno de "melenitas" y/o "filosofías".

Más preguntitas, je, je...

Más preguntitas, je, je...

¿Por qué GIULINI no ha interpretado (al menos no grabado, aunque dirigido estoy bastante seguro que tampoco) "Le Sacre..."?.... ¿eh?, ¿eh?. (Yo sigo... ya véis).

 

Parece que estoy en muuuuy buena compañía. 

 

 

Preguntas, preguntas.... Entre dos mares

Preguntas, preguntas.... Entre dos mares ¿Por qué le suena mejor -y bastante mejor por cierto- El Mar a Stokowsky, un supuesto farsante y director "de peli" que al intocable Boulez, pope musical, abanderado de la vanguardia musical y "Punto de referencia"?.

Más (íntimo y discutible) a propósito de "Le Sacre..."

Más (íntimo y discutible) a propósito de "Le Sacre..." Realmente esta especie de reflexión en voz alta me está ayudando a objetivar mis impresiones, muy subjetivas pero por ello sinceras en lo concerniente a esta obra mítica. Perdonadme por esta "vomitera" en plan terapia artística. Primero he de aclarar que cuando en el futuro la interprete, cosa que aún no ha sucedido, me entregaré con fervor, unción, entusiasmo y respeto. Mis objeciones no disminuyen un ápice mi convencimiento de que se trata de una obra capital, aunque ahí están las primeras: seguramente no tanto como dicen. Hay más de uno (y de dos) que sostienen que el "pateo" monumental que mereció la obra era realmente destinado al "Pelleas" de Debussy. Las transformaciones profundas del lenguaje musical parecen más evidentes en la obra del ruso que en la del francés, y es que la rudeza y la elementalidad del discurso hacen su provocación absolutamente descarnada. Sin embargo estoy convencido que Debussy llegó más lejos. La revolución de "Le Sacre" es más una revolución de impostura que de lenguaje, de hecho los temas utilizados -y ahí estriba buena parte de su éxito- son directos y casi infantiles, muy cortos, de cuatro notas por ejemplo. Su naturaleza permite un tratamiento rítmico en constante mutación y su claridad una rica superposición de texturas. Todo esto está muy bien, pero realmente lo que más me molesta seguramente es el "pretexto argumental", la obra realmente podría hablar de muchas cosas y cada uno es libre de arrimar el ascua a su sardina(1), pero tiene MUCHO de calculado. La asimetría espasmódica y la mutación rítmica permanentes están deliberadamente y científicamente diseñadas, vamos, poco que ver con la primavera en sí. Su barbarismo es más epatante e impresionante que evocador (salvo en los primeros compases de la obra). Compárese con la Suite Escita de Prokofiev, por ejemplo, obra que me seduce especialmente, y que comparte con ésta elementalidad y violencia para entender lo que digo. La forma que tiene "Le Sacre" de acumular la tensión no me evade de la sensación (que él mismo no contradice titulando "CUADROS de la Rusia pagana") de sucesión de momentos cinematográficos yuxtapuestos...

Por si alguien sospecha que tengo animadversión hacia Igor me encantan por ejemplo Petrouchka o la Sinfonía de los Salmos.... nada de eso pues.

(1) En un famoso documental Lenny, dirigiendo una orquesta de jóvenes los cautivaba y embaucaba diciendo que la obra era "puro sexo". Aquellos lo miraban desde el atril con ojos de pez arrobado ante el gusano de un anzuelo. El director americano iba cocido a bourbon y hablaba en el ensayo de lo que más le apetecía a él ante tanto culito tierno.

+ "¿por qués?

¿Por qué no me emociona -pero nada de nada- "La Consagración de la Primavera"?

GRANDES Y AUTÉNTICOS III

GRANDES Y AUTÉNTICOS III

Carlo Maria Giulini debe ser el director que seguramente más respeto personal despertaba. Leí un día que para algunos músicos que tocaban con él era el único caso de director bueno (bondadoso) que conocían. Era ya un tópico en el mundillo su elegancia, entendida no en lo superficial sino en lo humano. Lo que se entiende como "todo un caballero" pero no en la rancia acepción del término. Giulini cesó en buena medida en su actividad cuando su esposa -que siempre le acompañó- se vio postrada por razones de salud. Voy a resistir la tentación de establecer comparaciones con algún otro ahora muy famoso...

Giulini nació dentro de la orquesta, tocando la viola trabajó bajo grandes maestros de mediados de siglo conociendo a Klemperer, Walter y muchos otros. Aunque su repertorio no fué muy numeroso si era muy variado. Su discografía abarca de Mozart a Stravinsky, incluso Falla. Hay alguna aportación de música anterior a Mozart que para mi gusto es -esta vez sí- rancia y prescindible. La verdad es que hay música que no se conforma con el hecho de que uno sea bondadoso, expresivo y noble, requiriendo algo más que nuestro director no daba o por falta de adecuación estilística o personal con el lenguaje en cuestión. Ahora, donde Guilini brillaba con luz propia, es decir, en el gran repertorio del siglo XIX era magnífico. Sus versiones amplias, de tempos solemnes y lentos, su calor y efusividad y sin duda el sentimiento noble y positivo que despertaba en sus músicos hacían de sus interpretaciones acontecimientos.
Este señor hacía sonar la cuerda como nadie, sobre todo la cuerda aguda, con un gran sentido del "cantabile" y tersura. A mí personalmente me bastan a veces unos pocos compases para detectar que es él al oír una versión que no conozco.
Ese lirismo y tersura no debe hacernos olvidar las tremendas tensiones que era capaz de poner en pie el dircctor italiano a pesar de expresarse con un gesto un tanto tosco y desde luego no muy atractivo. De cualquier forma, y para los tiempos que corren en los que solo lo externo y lo visual cuentan me resulta más atractivo ese gesto grande y doliente, poco refinado del maestro italiano, aunque sea por llevar la contraria.

Recomendaría su Brahms (el último con la Filarmónica de Viena), Dvorak (me gusta mucho el ciclo para EMI y las 8ª y 9ª para D.G. con la Sinf. de Chicago... imponentes), Bruckner (maravilloso, muy solemne y pausado*, y con gran tensión interior), maravilloso su Mahler (la 9ª y también una noble primera) y muy bueno su Schubert (las últimas, que le van mejor por carácter). También buen operista, pero dejó de dirigir por no sufrir producciones con pocos ensayos y caprichos y "locadas" de directores de escena.

En la página esta de tubos o videos hay varios (no muchos).

http://www.youtube.com/watch?v=xxYbF-Yzdf0

Aquí lo vemos acompañando al inevitable Carapovich el concierto de cello de Dvorak, donde borda la introducción, no he seguido porque corté antes de que entrase el "otro".

* Hablando de "otros": cuando Celibiheadache daba esas charlas-magistrales-encumbramientos-personales con las que alimentaba su ego al final de sus días tuve la ocasión de estar en una de ellas aquí en la capital mundial de la música. Mi curiosidad no tenía límites y no se vió defraudada, pero no me extenderé ahora, algún día lo haré sin duda... solo diré que se permitió criticar a Giulini. Pero a la hora de definir y concretar qué aspectos eran criticables hizo como la vieja que tira la piedra y esconde la mano. Para mi pasmo de repente espetó que era difícil y delicado hablar de ello en ese momento porque no se entendería y que ya sería tiempo para hablar más adelante. Creo que este señor, al cual no le niego la etiqueta de gran músico, aunque no de forma incondicional como hacen sus apóstoloes (ni mucho menos... vaya) era también un provocador y un perfecto payaso. Y payaso aquí está empleado en su más noble significado... todos pasamos un rato muy entretenido con las ocurrencias del rumano.

Bueno, dejémoslo estar y escuchemos con atención al italiano.

GRANDES Y AUTÉNTICOS (II)

GRANDES Y AUTÉNTICOS (II) Carlos Kleiber era seguramente el más enigmático, imitado (o con más tentativas de serlo) y singular de los grandes directores. Realmente iba a decir "...del pasado", pero lo bien cierto es que Kleiber hijo -ya hablaremos del padre, otro grande aunténtico- es más joven que los grandes figurones de la 2ª mitad del s. XX, es una generación posterior a los Karajan, Bernstein, Guilini y similares. Por ende su forma de hacer y su personalidad lo sitúan en un lugar especial del olimpo de los batuteros.
Nuestro hombre era seguramente el más querido de los grandes públicos, quien quiera ver lo que es triunfar ¡ANTES! de empezar que vea el principio del vídeo que tiene con la Filarmónica de Viena en el que dirige la 36 de Mozart y la 2ª de Brahms... nada más salir la ovación es apoteósica, se gira para empezar y siguen aplaudiendo obligándole a girarse de nuevo hacia el respetable. Un respingo entre timidez y felicidad se aprecia en su expresión al saludar por segunda vez.
Al hilo de esta anécdota hay que precisar que Kleiber se prodigaba poco, y seguramente esta aparición en Viena se producía después de una de aquellas típicas épocas de silencio en las que no dirigía. Se dice que cuando abría el refrigerador y no había comida llamaba al representante. No hace falta decir que los grandes centros musicales se lo disputaban.
Otra cosa que se cuenta al mostrar su reticencia a dirigir si no se hallaba "necesitado" son sus excusas casi infantiles declinando las invitaciones. Al director de la ópera de Munich le dijo que no podría dirigir esa temporada "Rosenkavalier" (era una reposición que ya había dirigido) porque su hija se examinaba para el carnet de conducir y tenía que estar moralmente con ella, apoyándola. Desconozco el grado de verosimilitud en el detalle de la anécdota, pero quien me la contó es fuente fiable y además cuadra perfectamente con la personalidad de nuestro personaje.
Se cuentan sus cancelaciones como tan numerosas como sus conciertos. No ha faltado quien ha criticado esto como holgazanería o falta de amor por la música. Su falta de ambición -en lo económico, no en lo artístico- contrasta sin embargo con alguna figura de estas que vienen ahora a dirigir el teatro de ópera más importante y chulo del mundo, situado como sabéis en la tierra de la música y todo eso...

También su irregularidad -muchas veces se han dado episodios de histeria seguidos de cancelaciones- y el hecho de que comenzase a dirigir justamente el mismo repertorio en el que brillaba su padre han hecho que algunos no lo quieran considerar dentro del ámbito de los grandes. El primer reproche es incontestable, al igual que lo limitado de su repertorio. Respecto a lo segundo creo que Carlos demostró una personalidad propia y única. Siempre me llamó la atención en cualquier artista cómo gestiona en trato con su "materia" el equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisiaco. Kleiber es para mí el paradigma de ese equilibrio. Sus versiones son tersas y elegantes, pero tienen a la vez una tensión que es muchas veces diabólica.
¿Qué decir del gesto?, siendo éste el aspecto superficial del oficio y siendo el de Kleiber muy vistoso (mucho, la verdad) no es de extrañar que sea lo único del arte de nuestro hombre que genera comentarios por parte de los descerebrados, que abundan en el mundo de la música, tanto de la parte del público come de la "otra". Lo bien cierto es que sus movimientos obedecen a una plasmación de su concepción sonora, plena de asociaciones visuales y de intuiciones detrás de las cuales no sé si hay mucho de filosófico o de elaborado (no lo conocí personalmente y el interior de la "cocina" de un intérprete es cosa suya, su secreto). Es por ello que aquellos pertenecientes a otras culturas interpretativas criticaban a Kleiber primero seguramente por envidia y segundo por no hacer como ... ellos. Un seguidor de Celibiheadache me preguntó un día: ¿pero qué le ven?. Me callé y no le contesté, creo que la pregunta no estaba bien formulada: habríamos de preguntar realmente "¿de dónde saca él sus visiones?" porque ahí estaba el éxito de este director austro-argentino (Carlos se crió en Buenos Aires y después pasó a Europa, por cierto hablaba castellano a la perfección).

Visiones o intuiciones aparte he de confesar que me he encontrado otra vez con su Beethoven y su RIGOR me ha llenado de nuevo de estupor y me ha emocionado profundamente (en serio). Os lo ruego, ved este vídeo y entero por favor. Solo puedo sumarme al comentario de uno de los que lo han visto, el de la múltiple afirmación. http://www.youtube.com/watch?v=5hzsPkQ9l2s
No sé qué mas se puede decir, francamente, ahora recuerdo el vídeo de su 4ª y 7ª de Beethoven con la Concergebouw y he de reconocer que para mí es primera opción ABSOLUTA, ¡lástima que no hiciese las 9 sinfonías!. Cada uno desarrolla sus manías, claro: mientras que el Beethoven de algunos para mí los condena a la mediocridad por mirarse el ombligo (que además es un ombligo feo en los dos casos) y no servir a la verdad (esto ya se dijo ), el de Kleiber lo incluye en el club de los grandes.

Recomendaciones: Tristán (un poco loco pero genial), Der Rosekavalier (un poco loco pero genial), La Traviata (un poco loca pero genial, y con Domingo resfriado, ¡lástima!. Los que se compren ópera por oír al tenor -que los hay... je, je- que pasen, a los que les guste la música: adelante), circula por ahí una Carmen un poco loca pero genial también. El cazador furtivo de Weber tiene en sus manos la primera interpretación y amén, quiero decir que no hay discusión posible.
En lo sinfónico me gusta su Brahms pero no me mata, justamente por ser un poco loco. Beethoven a lo dicho y Schubert excelente. Mozart terso, pero para mi gusto no del todo refinado. Hay una grabación para EMI en la que acompaña a S. Richter el raro concierto de piano de Dvorak que es antológica, por cierto Richter decía que era el más grande... viniendo de él uno puede creerlo, vaya. De cualquier forma caiga lo que caiga en vuestras manos disfrutaréis, seguro.

p.d. No soy extensivo en las listas. Mis tímidos (??) y emboscados lectores -por cierto.. sé quienes sois y dónde vivís, así que mostráos ninfas y ninfos- me podrían ayudar aportando en cada director grabaciones que yo me he dejado.....por ejemplo.

http://www.thrsw.com/index.html (Fan site of Erich & Carlos Kleiber... muy austero)

Otra preguntita: ¿sabéis cuánto tiempo se mantienen los vídeos de tutubo?. Es por saberlo, ya que ahora me viene de perlas documentalmente hablando su existencia. Por cierto, tenéis más vídeos de nuestro Kleiber en esa página...

GRANDES Y AUTÉNTICOS (I)

GRANDES Y AUTÉNTICOS (I)

Inicio una serie que me apetecía hace tiempo pero la falta de esto último no me permitía acometer.

Empiezo por el señor que más me ha impresionado nunca en vivo. En la Valencia de los 80 solo se disfrutaba del Teatro Principal como sala de conciertos. Valencia estaba aún a dos décadas de convertirse el referente mundial absoluto en música que es ahora mismo para envidia de Viena y Londres entre otros, y la acústica seca y bronca (para conciertos) del teatro era el único espacio acústico que tenía la ciudad para acoger a la Orquesta Filarmónica de Leningrado, orquesta que era dirigida por el señor ese de la foto. Todos nos olvidamos al instante de la desagradable acústica.

Siempre que he visto dirigir a Mravinsky después (en vídeo, claro) me ha dejado perplejo, por no decir literalmente atónito, esa combinación entre autoridad militar-doctoral y timidez. Esto último igual sorprende a alguien, pero sostengo que este señor era un gran tímido, el típico sensible con una vida interior ultra rica que se ve en la cresta de la ola.
También me ha impresionado la combinación entre lo delicado y lo agresivo-incisivo que encontramos en general en sus versiones. Es adusto pero expresivo, delicado e implacable... y podría seguir con calificativos supuestamente opuestos, pero que en él se armonizan de forma admirable e increíble. No se me ocurre la forma de resumir su personalidad artística. Quizá "precisión e intensidad" encajaría bastante, aunque si lo veis dirigir en vídeos os maravillará porque es fácil preguntarse cómo lo conseguía con un gesto tan pequeño y sobrio. Es evidente que este hombre dirigía hacia adelante, hacia sus músicos, no hacia la sala para lucirse (vamos, al revés que la mayoría de los que conozco). Sobre todo es evidente que dirigía con la mirada, y ¡qué mirada!.
Se cuenta en este vídeo que una vez canceló un concierto con la 8ª de Bruckner porque el ensayo fué tan intenso que creyó que no podría "volver a tocar el cielo...". Este documento que poseo y veo de vez en cuando es todo él un tributo a un hombre extraordinario entre otras cosas por su autenticidad y honestidad, como demuestra la anécdota referida.

El concierto al que hacía mención al principio tenía en la segunda parte la 5ª de Shostakovich. Nunca se borrarán de mi memoria (visual y musical) las impresiones que viví en esa interpretación. Creo que realmente no tengo palabras para describir aquello pero no puedo dejaros así, claro, sois seres de palabras y un blog sin palabras no es nada ;-) . De verdad, no sé cómo explicarlo: era todo enorme en el sentido positivo del término, era de una intensidad casi inhumana. Aquel anciano de casi 1.90 estaba sentado en un taburete, pero realmente era una figura imponente, mítica. Cualquier gesto o "alzada" de ceja tenía un reflejo contundente, inmediato, en una orquesta que él mismo forjó y que hacía que dejásemos de admirar hazañas individuales de solistas que al final no son más que monitos de cafe-teatro. Era normal que admirasemos un auténtico monumento al trabajo en equipo de músicos individualmente excepcionales, pero casi anónimos que era la orquesta Filarmónica de Leningrado, la orquesta de Mravinsky.
Dos detalles: cuidado con los metales (¡esas trompetas!), si no conocéis lo que viene y estáis con auriculares o con el volumen en la zona caliente os podéis llevar un susto de alivio. ¿Y la cuerda?, no hay paliativos: la mejor del mundo.

Ahora viene la sección de recomendaciones, seré escueto: evitad Mozart, no es lo que tiene que ser, le sobra virtuosismo y le falta refinamiento; oíd cualquier ruso sin dudas -claro- ya que seguro que estáis ante una referencia; muy bueno su Sibelius -si os aconstumbráis a que los metales solistas hagan vibrato- y su Bruckner, aunque parezca increíble; su Beethoven no lo conozco, pero casi prefiero no hacerlo.
En Tchaikovsky no hay nadie que se le acerque (en serio), DG tiene las tres últimas sinfonías en una grabación de 1960; y hay que tener su 8ª de Shostakovich (grabación para Phillips).

Espero que os haga disfrutar como a mí.

p.d. Me doy una vuelta por tutubo y me encuentro esto:

http://www.youtube.com/watch?v=VQhzfTwwMlU
ya muy mayor pero en su salsa. No conocía este vídeo. Me encanta sobre todo a partir de 4:15 aprox...

http://www.youtube.com/watch?v=Hcy4IM65KUc aquí sigue el 1er movimiento y... en ese momento no se le ve de cerca pero ¡vaya clímax!, creo que no se necesita más para darse cuenta de qué va la cosa, pero yo seguiría...

¿Que no pare la música?

¿Que no pare la música?

Me arrepiento de la frase con la que concluye mi anterior artículo, lo reconozco. Después de escribirlo he tenido alguna experiencia que si no nueva, sí me resultó irónicamente inoportuna: a las pocas horas de describir aquí mi nuevo sistema para acceder a mi colección de grabaciones nos encontrábamos comiendo en un restaurante de una ciudad de Castilla-La Mancha. La comida excelente, justo reconocerlo, pero aderezada con sonidos procedentes de los altavoces que todo restaurante que se precie tiene para hacer parecer peor las viandas a sus clientes..."Porque es NavidaaaaaAAAAaaad.......", gimoteaba la voz de Raphael a través de los parlantes.
"¡Manda huevos..!" es lo primero que me vino a la cabeza mientras mi chica musitó mirando hacia arriba: "¡que horror!". Uno de los transductores estaba justo encima de nuestras cabezas. La verdad es que la música se pone en los locales para preservar cierta intimidad entre mesas, al menos así lo he pensado siempre, pero lo que es bien cierto es que a partir del momento de la toma de consciencia de la contaminación acústica la cerveza del aperitivo sabe peor: no hay derecho.

Intentamos con escaso éxito abstraernos de los vómitos del sistema de audio mientras damos cuenta del primer plato y, como calculado, cuando llega el entrecot cambia el disco y aparece otro individuo que creo que llaman Bisbal cantando también abortos navideños arreglados a la americana. El entontecimiento espiritual que se respiraba en el restaurante hizo que me acordara de gente joven que tengo cerca -y por tanto conozco bien- y que son carne de OT, GH entre otras cosas, casos que me están haciendo elaborar una teoría que relaciona directamente lo que se oye con la calidad y profundidad (o falta de ellas) de pensamiento de estos adolescentes víctimas de nuestro espléndido sistema de esterilización mental y espiritual.

En un momento de rapto entre la chulería, la valentía y el humor que me provocan siempre estas situaciones llamé al camarero y le dije en voz lo bastante alta para que me oyesen las mesas circundantes: "esta porquería -señalando arriba- ¿te gusta a tí o a tu jefe?...". Después de un instante de sorpresa y duda el camarero, con un gesto simpático inclinó sin dejar de mirarme la cabeza rápida y levemente hacia donde estaba la barra, y supuestamente su jefe. Mi chica lanzaba a la vez una patada suave pero infructuosa por debajo de la mesa. Los dos gestos rapidísimos y combinados me produjeron ganas de reir: "déjalo, mira si es posible que la bajéis un poquito, por favor..." le dije. Al cabo de varios segundos me dí cuenta de que lamentablemente mi petición había sido aceptada de forma literal: el volumen bajó...un poquito. Al llegar al momento del café volvía Raphael de nuevo: el ciclo infernal otra vez, ¡macabro!.

Después de comer fuimos a comprar unos regalos a una gran superficie. El regalo que nos encontramos servido por la megafonía era una grabación de villancicos interpretados por niños que vociteraban como auténticos hijos de puta unos arreglos que parecían hechos por el que los engendró aquella noche tras pagar por un polvo altamente insatisfactorio. "Ande, ande, andeeeeeee.... la marimoreenaaaa". ¡Esos sonidos! y las caras de ferocidad tras los objetos de consumo que la mayoría de ciudadanos mostraban combinados ofrecían un cuadro ciertamente apocalíptico.
Confieso que en esas circunstancias me entran unas ganas locas de reír....¡locas! y me vuelvo un poco gamberro. Creo que me lo he de hacer mirar.

Modificado (17-I-07). No puedo evitar la cita de otra anécdota acaecida en un tren de cercanías de la capital del reino, y protagonizada por un buen amigo a quien yo acompañaba: sonaba una música que a pesar de ser de la mal llamada clásica -tontas y poco certeras etiquetas- nos molestaba por su volumen que juzgábamos excesivo. Mi amigo, persona de excelente formación y cultura (sí, también en lo musical),y más asertiva que yo en estos trances se dirigió al revisor con una educación exquisita requiriéndole para que hiciese el favor de bajar el volumen de la música. El revisor adujo que el sistema no tenía más que dos opciones: encendido y apagado, respuesta que hizo que mi amigo perdiese un poquito de su compostura replicando en un tono algo más imperativo que en ese caso le agradeceríamos que lo pusiese en... la otra posición. "¡Lo que pasa es que a Vdes. no les gusta la música!".

¡Vivir para oír!

¡Bendito silencio!

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente..." (el mejor uso para esta frase, y perdón D. Pablo)

Cada vez me gustan más las películas que no tienen banda sonora, sólo el ruido de la vida, el ambiente, etc.

Sí, sí.. ya paro.....

Las Contra-Críticas.

Las Contra-Críticas.

ENCUENTROS

En 1963 se dieron cita en NY A.C. Jobim, Astrud y Joao Gilberto y el saxofonista Stan Getz para grabar música del primero para el sello Verve acogidos y auspiciados por el productor Creed Taylor. Stan Getz era uno de los músicos de jazz interesados en introducir la bossa nova y más concretamente la música de Jobim en los círculos jazzísticos en los que se movía como lo demuestra la voluntad de aunar los dos mundos que anima esta mítica grabación. Otros grandes del jazz por esta época adoptaron y compusieron en estilo bossa (Oscar Peterson, por ejemplo), pero esta grabación sin duda supuso un hito.

De la música no diré nada ya que es bien conocida, de la interpretación diré que es una de las veces que se puede oír la música de Jobim en estado más puro. La toma suena íntima y limpia (adivinamos un estudio recoleto). ¿Qué más se podría pedir?, ¿a Jobim tocando el piano?... Aquí lo tenéis, aunque me apresuro a decir que es un instrumentista discreto en la buena y no tan buena (aunque él hace buena) acepción del vocablo. A su lado los Gilberto aportan cada uno sus virtudes: sensible, delicado e incluso simpático él, mejor voz y línea ella pero un poco sosita y -¡ay!- en inglés (¡Tayloooooor....lo comercial!). Ahora bien, el que toca en cualquier idioma, en todos y en ninguno es Stan Getz. Me emociono al escribir esto: no se puede tocar esta música de forma más sensible, más sentida, más desde dentro y (por si fuera poco) mejor fraseada y dicha de lo que él lo hace. Cada vez que entra sonrío pensando lo pobres que son las palabras, tanto en inglés como en brasileño. Lo oigo y le sigo metiéndome en cada nota cada vez -ya lo he oído muchas veces- y admirando su sobriedad y su capacidad para transmitir la melancolía e ingenuidad de esta música. Creedme, no se puede tocar mejor.

Modificado (20-V-2006). Hmmmm escribir en el tren y de memoria tiene su cosa, sobre todo por la memoria: había más de una inexatitud en el primer texto. Corregido. ¡Por cierto!: tengo esta grabación en cd y en vinilo y suena todo al revés, quiero decir que están los canales cambiados. Si alguien lo tiene me encantaría que me confirmara por qué altavoz sale Joao Gilberto y por dónde sale Astrud. Todos los indicios apuntan a que se equivocaron al masterizar el cd. Desde luego siento decir que el vinilo suena bastante mejor, ¿será que no tengo oído?.

Modificado otra vez (20-V-2006). ¡Pesao estoy!, bueno, decidme si van los enlaces. Dejo un y dos regalitos para pincharos y que compréis el disco, en caso contrario yo no cobraré mi comisión...que siguiendo la norma de los grandes hombres de nuestra política encarecerá el precio del disco x 5. Los temas no están enteros, hay que mirar por los derechos de autor. ;-)

 

Las Contra-Críticas (II). Sigue el caso Beethoven.

Las Contra-Críticas (II). Sigue el caso Beethoven.
Traidores y restituidores.
La aniquilación del espíritu auténtico de Beethoven tiene su origen en la tradición intrepretativa que procede de la línea Liszt-Wagner. Este último acusaba a Mendelssohn de desvirtuar la música de Ludwig al dirigirla con excesiva rapidez, cuando realmente lo hacía así porque era heredero de una tradición directa. Aquí Wagner se ensaña con Mendelssohn también para dar rienda suelta a su puñetera manía antisemita, pero no estaba solo en esta corriente de pensamiento que -como mencionaba en el anterior artículo- ha enlentecido la música para hacerle ganar (?) profundidad o transcendencia: por ejemplo Mahler sostenía que si un movimiento no calaba en el público se debía enlentecer considerablemente para que tuviera el mayor efecto. Lo trágico es que se trataba así la música de esta época y de otras pretéritas, siendo Beethoven el mayor perjudicado por la aplicación de estos usos interpretativos. Hay editado un libro fascinante que con el título "Beethoven, el problema de la interpretación" (Idea books) aborda la problemática de los tempos en la música de nuestro autor de forma lúcida, comprometida y brillante, por lo que no me extenderé sobre ello. Simplemente diré que leerlo me hizo ser consciente de la necesidad de esa restitución justiciera.
En el terreno de la praxis interpretativa propongo como restituidora la versión de Zinman aunque tenga aspectos que no me convencen, y aunque no sea el único que se ha acercado a esta música con voluntad de ser fiel a lo escrito hasta las últimas consecuencias. Propongo también un pequeño ejercicio lúdico-comparativo con la interpretación de dos de los traidores cuyos nombres he mutado ligeramente para evitar la furia de algunos sectarios que se esconden tras los buscadores: Bairen Danielboim y Sergiu Celibiheadache (fragmentos de las sinfonías 3 y 4):

Sinfonía nº3 (Heróica), primeros compases del 1er movimiento. Zinman el primero (atentos al timbal al final de la secuencia), Danielboim después....

Sinfonía nº3 (Heróica), dos fragmentos en la culminación del desarrollo (1er mov.) escuchados siempre en el mismo orden, obsérvese en Zinman la pasmosa claridad de articulación y la incisividad y violencia de las trompas, así como la sensación de fuerza y frescura a la vez...
Zinman (desarrollo1) , (desarrollo2)
Danielboim (desarrollo1) , (desarrollo2)

Sinfonía nº3 (Heróica), primeros compases del 2º movimiento, que en manos de Zinman es una marcha fúnebre y en manos de Danielboim es una fúnebre ...

Ahora (más divertido todavía) la comparación de el Beethoven de Zinman con el de Celibiheadache (o no sé si decir el Celibiheadache de Beethoven, porque no sé quién interpreta a quién). Son los compases de transición entre la introducción y el Allegro vivace de la 4ª sinfonía...
frag. 4ª Zinman , frag. 4ª Celi

...¿para qué seguir?. los planteamientos son bien claros cuando la música suena, pero lo que desasosiega es lo que hay detrás del planteamiento. Un afamado director dijo una vez que él dirigía a un tempo lento la Sinfonía Pastoral porque cuando salía al campo era para pasear... y se quedó tan ancho. Ahora veamos el caso bajo el prisma del público: cuando vamos a un concierto donde este señor (ya criando malvas, por cierto) dirige la Pastoral vamos a escuchar a Beethoven, no a constatar si el batutero cuando va al campo se mueve al trote o al galope.
Los casos de los dos traidores mencionados en este artículo son llamativos también. Danielboim graba este Beethoven en 2000 (la grabación de Zinman es del 98), ¿imagináis cuántos ciclos de Beethoven hay grabados desde los años cincuenta del siglo pasado hasta ahora? ... demasiados como para que venga uno que no aporta nada nuevo a los Karajan, Solti, Jochum, Klemperer y otros. Es todos esos y no es ninguno, no tiene personalidad y (no quiero ser malo, he evitado ejemplos reveladores) no está bien resuelto.
Celibidiheadache es (era) el máximo gurú de una populosa secta de aspirantes a ser ellos mismos imitando a quien sólo pudo ser él mismo hasta tal punto que nunca se quiso poner en lugar de...por ejemplo Beethoven. Este maestro no sirve a la partitura, e incluso en alguna de las conferencias-autoencumbramientos que dió en sus últimos años llegó a negar la validez de la partitura diciendo que cuando la música suena la partitura no existe. En sí esto es verdad, pero la cabriola intelectual le permite pasarse las indicaciones del papel por donde nos pasamos a veces otros papeles. No se piense que soy anti cualquiera de ellos dos, hay repertorios en los que me gustan ambos, pero aquí son para mí altamente decepcionantes.
Uno puede ser gordo físicamente, pero cuando el espíritu, el pensamiento, el ideal es obeso, adiposo, espeso...y al final reumático, deja de ser espíritu, pensamiento o ideal y se convierte en... materia orgánica pero de desecho.
Tal es la fuerza de la música: también cuando se hace mal es capaz de increíbles transformaciones. Tongue out

Me entran ganas de gritar: Ludwig, David....¡A SACO CON ELLOS!, ¡A SACO!


JL


¿La primavera?

Estoy lejos de escribir un diario, no os preocupéis, no es mi estilo...pero el caso es que hoy me he mirado al espejo y he observado unas manchas rosáceas en mi epidermis facial. La primavera, seguramente. Pero me pregunto casi tontamente qué ha pasado estos días y encuentro una relación causa efecto con la alteración en la pintura de mi carrocería.
13 de abril, Radio Clásica: interpretación infumable y desafinada de música de Bach -en directo- por parte de un afamado (al parecer) violinista del cual prefiero no saber el nombre y que es ruidosamente aplaudido por un público que no califico por respeto. Soporto la desafinación y los traspiés por accidente, pero no el atropello, la afectación y el remilgo. Al final lo que pasa es que no aguanto la mentira.
14 de abril, misma emisora, aproximadamente a primera hora de la tarde hay un programa que creo se llama "Clásicos populistas" (ya, ya...vale, no se llama así, pero debería). Bueno, pues oír a uno de los locutores hacer exégesis bíblica mientras presenta una versión romanticoide y desaforada de esta gran música que es la Pasión según Mateo de Bach ma ha acabado de rematar. Si alguien no lo ha oído no puede imaginar las atrocidades que las que estoy hablando.
Voy a necesitar mucha paz para que mi piel se recupere.
 
 Cry
 
p.d. yo solito me estoy cabreando bastante con lo de Beethoven...no tardaré en volver sobre ello. 

Las Contra-Críticas (I). Beethoven sin alcohol, desnatado, o ambas cosas.

Con este artículo voy a iniciar una serie que dará cauce a algo que me apetecía enormemente: compartir unos cuantos tesoros por una parte, y por otra ponerme en un nivel diferente, opuesto en muchos casos de lo que es una reseña o crítica de las que aparecen (o podríamos decir "debían desaparecer") en la prensa escrita de cualquier medio.

Francamente añoro los tiempos en los que los críticos eran gente del oficio. Podría citar muchos ejemplos pero me conformaré con tres: Schumann, Berlioz y Debussy. Enumerarlos hace que me tiemble el teclado, y aunque soy del oficio también, no puedo -ni osaría- comparame con semejantes colosos. Por tanto me conformaré humildemente con cumplir una labor divulgativa que quiero que sea ilusionante pero también desmitificadora y -¿porqué no?- contestataria.


Hoy me detendré en la demolición y destrucción del espíritu de Beethoven.

 

Muchas veces he imaginado a un punk anti-sistema o cualquier personaje similar sentado en primera fila oyendo un concierto de esta música tocada con sentido y compromiso, y lo he visto al final  convencido de la vigencia, la fuerza y la validez del mensaje recibido.  ¿Es esto posible?, ¿puede una música concebida hace tanto tiempo mantener todavía su vigencia?. Depende... de cómo se nos ofrezca. ¿De dónde procede el desinterés hacia lo que fue en su momento revolucionario y sin embargo es hoy patrimonio de los sectores "bien pensantes" de la sociedad?. Ocurre que los aspectos más impactantes, inquietantes, "molestos" de esta gran música han sido "domesticados" por una tradición que confunde lo TRANSCENDENTE (dígase con la boca como llena y la voz engolada) con lo.... lento, lo noble con lo blando, lo elegante con lo cursi, lo elevado con lo inconsistente y, en fin, podría seguir y seguir hasta que blogia.com me cerrase la página. 

Cuando  voy a un concierto de música de Beethoven y veo a alguien del público relajado pienso que debería crearse una especie de policía estética que se llevase ignominiosamente al individuo de la sala entre movimiento y movimiento... o a los intérpretes. Si uno se quiere relajar va al campo o al terapeuta, punto. Beethoven es ese creador que quiere hablar desde la conciencia, desde el interior, desdeñando el compromiso con la facilidad o la comodidad a la hora de interpretar su música. Mientras en el s. XVIII la música tenía un componente aristocrático y era "polite" como dirían los ingleses, nuestro compositor opta por romper los moldes establecidos forzando el discurso, y uno de los aspectos donde más incide su revolución es el el tempo (para los no puestos: la velocidad a la que se interpreta la música). 

Se ha dicho siempre que los tempos de Beethoven son muy rápidos, incómodos, imposibles de seguir, disparatados. Es curioso que a el más grande de los compositores se le conceda la genialidad en el campo de la armonía, de la construcción formal, de la idea, del desarrollo; pero se piense que estaba errado al elegir la velocidad a la que quería que se tocase su música(¡!). Cualquier pollo que toque la batería en un grupo de haga bolos sabe si una pieza va demasiado lenta o demasiado rápida. Nuestro compositor no. ¿Quién está (h)errado, Beethoven, o los mediocres que no pueden tocar su música como está escrita?. 

(Continuará...esto no puede quedar así ¡de ninguna manera!).