Siempre que se acerca el mes de marzo tengo pensamientos encontrados en lo referente a "nuestras fiestas". Las comillas vienen no porque no las considere mías, me parecen unas fiestas fascinantes en su desmesura, simplemente son fiestas que las vives (haciéndolas tuyas) o huyes, no hay término medio, de ahí el entrecomillado. Este año los pensamientos han vuelto más tumultuosos que nunca, tanto es así que he tardado dos meses en animarme a lanzar una queja que diría es más filosófica y sociológica que otra cosa, y ya me pesa que sea justo cuando se inicia la campaña electoral. Pero ya se sabe: hay veces que
es ahora o nunca, por tanto ES AHORA, agárrate Valencia, que voy....
Lo que me gusta de todas las fiestas, de todas las que valen la pena (que son muchas) es la sensación general de subversión y trastoque de
el orden, las costumbres morales, la buena
apolillada educación, la corrección política, la mesura, y un largo etcétera de cosas que durante la "vida normal" suelen estar en su sitio. Pongamos como ejemplo los carnavales: un señor respetable se puede vestir de "drag queen" sin despertar el mínimo estupor, todo lo contrario... por unas horas eres lo que no eres ni puedes ser en la vida "normal". Aquí la gente no se viste de nada raro, aunque hay muchas veces que echo a faltar la autenticidad del verdadero traje de labradora (ver nota 1), nuestra fiesta consiste en poner en ridículo a los demás y a los "otros-nosotros-mismos" con grandes dosis de humor entre ingenioso y corrosivo. Uno puede vivir ese estado de excepcionalidad desde días antes ya de las fiestas... siempre recuerdo una vivencia muy inocente pero que ilustra perfectamente todo esto en un 1X de marzo de 19XX. Me encontraba paseando por la calle S. Vicente, el tiempo era magnífico... de los que producen una sensación de bienestar increíble. Eufórico me dispuse a cruzar la calle sin mirar y... en el momento que la pisaba dí un respingo y miré alarmado hacia atrás: cruzar por ahí un día normal supone ser atropellado, pero.... ¡ningún coche!. Puede parecer muuuuuy inocente, pero lo de
ningún coche en la capital del Turia suena a ciencia ficción. Me recreé la vista en esa calle con gente como yo cruzando por donde le venía en gana y me dije: ¡LA FIESTA!.
Esta "nuestra" fiesta tiene sin embargo la que me parece la mayor y más maravillosa subversión del sentido común: aquella que consiste en QUEMAR en una noche el trabajo y los sacrificios de todo un año. Así de brutal, sin paliativos. Nosotros, que somos así de brutos -mucho, oiga- lo hacemos así, pero en finolis sería la escenificación anual del mito del Ave Fénix.
Este significado también cambió con el avance de la fiesta a lo largo del s. XX. Antes las Fallas eran un homenaje a la purificación recicladora: se quemaba lo inútil, todo un símbolo de renovación y deseos de mejora. Hoy no, hoy se quema TODO. Es la catársis del despilfarro. Pero yo no creo que esto sea negativo, el mito del Ave Fénix tiene una componente loca que va muy bien con lo "oscuro" de la fiesta.
Lo realmente negativo es extender esto a los usos de la vida "normal". Lo negativo es que aquel señor no pueda dejar de ser "drag queen" y que nosotros ardamos en una loca pira los 365 días del año, QUE ES LO QUE HACEMOS. Pasado el 19 de marzo las "Fallas" están todos los putos -perdón- días en las portadas del "Levante", de "Las Provincias" y otros (2) ya que hay que quemar recursos para salir en primeras planas. Por tanto nada de políticas razonables de construcción de bases ni educativas, ni culturales, ni sociales, ni hostias: ante todo hechos que sean noticias de alcance. Huída loca hacia no se sabe dónde y un "gastemos para que de los que vengan después nos descojonemos". ¡El espíritu de la fiesta, amigos!.... ¡que las Fallas te acompañen!...
No se piense que digo esto en clave política y critico al partido gobernante ahora aquí, estoy convencido que eso es YA algo nuestro y veo -con auténtico sentido de la fatalidad pesimista- que es un comportamiento ya enquistado. Pueden cambiar algunas cosas pero NO la esencia de las cosas. Nuestra esencia es todo eso (3).
TRISTE, TRISTE, TRISTE... ¿NO?
© JuanLu
(1) Nada hay más anti-afrodisiaco para mí que el traje oficial de fallera. Hace que una mujer guapísima parezca horrenda. Decidí vengarme ya hace tiempo con este pareado:
Lo que me sube la primavera.... me lo baja el traje de fallera (© JuanLu... je, je)
(2) Algún día habrá que analizar el papel del periodismo en todo esto... prepárense...
(3) Anda, echadme una mano con los refranes... uno que me viene ahora reza "els diners i els collons son per les ocasions....".
Análisis: no sé si pensar que los valencianos follamos ocasionalmente, muy de vez en cuando, o por contra lo hacemos cinco veces al día por lo menos. Al menos los atributos son de uno, el dinero es público.
Valencia, estás perdida...