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Sentidos (¿5?) o ¿Será mejor callar?

El apasionante mundo de la familia. Experiencias de un chico bondadoso con un suegro tocapelotas. (II)

El apasionante mundo de la familia. Experiencias de un chico bondadoso con un suegro tocapelotas. (II)

No sé si me sentiré con fuerzas para comenzar esta serie, de hecho voy a probar recabando la ayuda de alguien realmente grande (D. Miguel...¡perdón!)


En un lugar del Mediterráneo de cuyo nombre me acuerdo, ha ya un tiempo que nació un hidalgo de los de rosario en ristre, creencias antiguas, piernas flacas y espíritu poco corredor. Tenía en casa servicio (aquí me separo del genio...tal es mi intrepidez) como corresponde a las familias de postín que progresaron al socaire de la primera -y escuálida- revolución industrial valenciana, y se acostumbró pronto a las ventajas y comodidades de tenerlo.

No son muchos los datos que tenemos de la infancia del personaje en cuestión, pero son llamativos: 7 hermanos (cuyos diminutivos familiares acaban en -ín), ambiente enfermizamente pío, de moral estricta y estrecha a más no poder. Compendio de castidades y bondades muy mal entendidas, todo ello aderezado con escasa cultura y con manías típicas de los hidalgos de siempre, tales como desdén -muy cristiano por cierto- hacia los demás, sobre todo si son "diferentes", o pobres; y también una cierta fobia al contacto con el agua en un contexto no estrictamente oral.

Crecieron educados en el temor de Dios (hacia Dios) y en la opresión típica de la sociedad española más rancia de los años 30. Vivieron deformados por ejemplo por una abuela que les tiraba monedas para ver como corrían precipitándose a recogerlas para su solaz (me estremezco al pensar cómo tratarían al servicio).


Es curioso, he parado un momento para tomar aliento y me sobreviene una poderosa asociación mental, es un apellido: Buñuel...


Los avatares de la guerra civil del 36 provocaron que, tal y como ocurrió con otras, esta familia peculiar lo perdiera todo fuera por mala suerte, torpeza (más bien una combinación de ambas) o fatalidad. Cada uno de los hijos tuvo que ponerse en la tesitura ignominiosa de buscarse el sustento, máxime cuando no se les dió estudios, supongo por ser cosa indigna y de gente burguesa sin categoría ni finura. El único que estudió lo hizo por ingresar en la orden de los Jesuítas, ya sabéis: la Iglesia era la salida típica de los segundos hijos en las familias de hidalgos en nuestro país desde siglos y siglos. La otra salida típica de los primogénitos (o terceros) de las familias de siempre era la carrera militar o la herencia. La herencia se malogró, y por lo que respecta a la carrera militar los dos varones restantes no reunían algunas de las condiciones necesarias: el valor sólo se les suponía, pero sobre todo la aceptación del trabajo y el sacrificio (físico) estaba muy lejos de anidar en sus ánimos.

Así nuestro personaje (FIL en lo sucesivo*1) se encontraba en la Valencia de la postguerra manteniendo un tren de vida insostenible para su situación económica. Era un paseo permanente por la calle de la Paz con los amigos, itinerario de lo más hedonista, pero eso sí, muy cristiano: de la horchatería a un cafetito, luego un chocolate y luego quizá churros con -¿porqué no?- otro café, esta vez con leche. Esta era la única actividad ejercida por nuestro hombre en esa edad entre los veintipocos y veintimuchos, según ha confesado en alguna ocasión a quien esto escribe.

Un día sus progenitores, manteniendo el status de noble gandul de su hijo con gran esfuerzo y hartos de tanto zanganeo improductivo lo pusieron entre la espada y la pared de la única manera que se puede poner a un cristiano de rancio abolengo: "Tendrás que casarte...¿no?".

Aquí empieza un calvario inesperado en vida de quien se las prometía muy felices: casarse suponía abandonar la vida de holgazán, buscar un trabajo siendo un "elemento productivo" gandul y escasamente cualificado. Esta macabra carambola cósmica puso también a FIL en mi vida, sus padres se lo tiraron de encima pero me lo hecharon a mí al cabo de muchos años.... ja ja ja ja ja


(to be continued...of course)


*1 FIL de Father-in-law...inspiración de una amiga que me lee asiduamente.

3 comentarios

Igebelar -

Hola otra vez:
Estoy de acuerdo con que, en ciertas ocasiones, hay que ser diplomático, políticamente correcto, delicado, o cómo quiera que queramos llamarlo..., sobre todo cuando podemos herir a personas que realmente nos importan.
Será mejor que me acueste. Sólo me quedan unas seis horas para afrontar el nuevo día y no quiero tener unas ojeras hasta las rodillas.
Felices sueños.
Igebelar

JuanLu -

Hola encanto!
No estoy muy seguro de que haya incrementado nada! Una de mis teorías es que SIEMPRE fue así...creo que lo irás descubriendo.
Sancho Panza no sé, pero personajes RAROS... no lo puedes ni imaginar, es \"pa flipar\". Lo que pasa es que he de ser cuidadoso porque hay parte de la familia que mas tarde o temprano lo leerá (aquella con la que tengo buena relación, es decir, aquella parte que puedo decir que son amigos) y a pesar de la confianza y el humor he de ser delicado y elegante.
No sé si me creerás pero está suponiendo para mí un ejercicio de control de expresión y de estilo muy interesante.

Baci per te.

JL

Igebelar -

JuanLu maitea/Dear JuanLu/Querido JuanLu (¡KE BIBA también el plurilingüismo!):
Esto promete. Parece que tu hidalgo se vio finalmente en la tesitura de buscar a su “Sweetlady” por imperativo familiar. No tengo muy claro si una empresa de tal envergadura puede resultar ardua para alguien tan lleno de “virtudes”. De lo que sí estoy completamente segura es de que la lista de virtudes de FIL ha ido incrementándose con los años (As time goes by***) hasta convertirlo en lo que parece ser ahora mismo, es decir, un perfecto “touchballs” (my goodness!, será mejor que me ande con cuidado, a este paso cualquier día me van a detener tras ser acusada de terrorismo verbal por la Real Academia de la Lengua Inglesa).
Muxu handi bat.
Igebelar

PD: Por cierto, ¿tienes también un “Sancho Belly” en la recámara?