Blogia
Sentidos (¿5?) o ¿Será mejor callar?

¡LA FAMILIAAAA!. Experiencias de un chico bondadoso con un suegro tocapelotas. (V)

¡LA FAMILIAAAA!. Experiencias de un chico bondadoso con un suegro tocapelotas. (V)

Esclava te doy, que no esposa. ¿Era así?. Parece que sí a juzgar por los usos sociales que imperaban en los años 50, pero quien piense que FIL era un tirano por machista está equivocado: FIL simplemente mantuvo el status de señoritingo del que disfrutó en su casa materna. De hecho le funcionó como compensación el tiranizar a "sus mujeres" en casa tras sufrir él los avatares de ser tiranizado fuera de casa (reconozco que es un circunloquio para decir "trabajar", pero para FIL trabajar era exactamente esto). Hay una anécdota que el propio FIL me contó ilustrativa de su espíritu nada proclive a servir y su estar fuera del tiempo que le tocó vivir: uno de sus primeros trabajos (quizá el primero) era hacer de auxiliar en un despacho de abogados. Con sus estudios era evidente que las primeras tareas iban a ser de un jaez no demasiado elevado, evidente para todos menos para él. Cuando alguien le pidió que subiera el primer café FIL no esperó al segundo. Se despidió. Esto puede ser visto como una valoración positiva del orgullo -sano en este caso- de FIL, pero si pensamos en lo que tendría que porfiar alguien cercano a la familia para conseguir que al zángano sin estudios se le acogiese en alguna de aquellas rancias pequeñas empresas el orgullo aristocrático no sale tan bien parado. Él lo cuenta orgulloso, yo pienso siempre en aquel remoto familiar o amigo que pidió favor tan inútil.


La vida laboral de FIL, después de unos cuantos vaivenes se estabilizó en una empresa de la construcción. Allí su habilidad (que la tenía y mucha) con las manos, sus rápidos estudios de delineante y otras virtudes (que también tiene) le permitieron durante muchos años ocupar un puesto medianamente confortable. FIL siempre iba a trabajar de punta en blanco. Era bastante "dandy", en un alarde de coherencia con su ya caducada alta alcurnia. Pantalones color caqui casi siempre y lacoste blanco. Calcetines blancos y zapatos negros para sus pequeños pies de dandy. Complexión física vigorosa pero pequeña, cabello muy abundante cada vez más cano encima de unos ojos que siempre me sorprendieron por inexpresivos. Ahora que lo veo sin dentadura podría ser una mezcla entre Herbert von Karajan y el abuelo cebolleta. Del director austriaco la cabellera, aunque más dura a juzgar con la facilidad con la que ondulaba el pelo del Salzburgués, pero no la nobeza de sus ojos azules. Los ojos de FIL son bastante neutros y desustanciados, en concomitancia con lo que hay detrás de ellos, y los enmarcan unas pestañas tacañas de las que apuntan hacia abajo. Las cejas pobladas y abruptas. Tampoco la nariz perfecta (demasiado quizá) del genio de las finanzas musicales, sino una fina pero un poco aberengenada. Si hubiese tenido otro fondo FIL hubiese tenido atractivo. Hay quien sostiene que lo tenía, pero no voy a discutir...¿para qué? una mirada suya le bastaba y basta para perderlo. Como dice él: "¡qué pena!".

En las fotos de casado posaba más chulo que un ocho. Siempre era pose: caer poco natural, cigarrillo colgando de la comisura de los labios sustentado por una sola molécula, y flequillo colocado ad hoc. Al ver las fotos sin conocerlo piensas indefectiblemente: "este es el tipo al que me hubiera gustado darle una hostia", aunque como en mi caso el uso de la violencia física se limite al estornudo.

Al llegar a casa el dandy, las cuatro hijas alojadas en sus habitaciones dispuestas a lo largo del pasillo salían a besar una mejilla que era ofrecida para tal como la mano de monseñor. Él no besaba (rara vez lo hace ahora), era besado. En suma una pequeña corte. Desayuno, comida y cena habían de estar listas y servidas a unas horas concretas que no admitían alteración bajo ningún pretexto. Las hijas habían de llegar inexcusablemente a casa incluso con más de veinte años a la ridícula hora de las 21.30 y cuando escribo inexcusablemente era justo eso. Todos los amigos/as de las hijas eran ridiculizados con muy poca gracia y bastante mala pata. Gracioso, gracioso FIL nunca fue. En el fondo se burlaba de ellos (nosotros) porque para él, y convendrá recordarlo porque explicará muchas cosas después, fuera de la familia cualquier relación simplemente no habría de existir. Esas relaciones eran sometidas a un desprecio cruel y burla sistemática. No cualquiera entraba en el clan, aunque a fuer de ser sincero diré que conocer a FIL le bajaba a uno la líbido, la curiosidad, el romanticismo, el espíritu de aventura, la fe (si la tenía) y sobre todo las pocas ganas de familia que pudiera tener.

¡Y eso antes de saber que habría de vivir bajo un mismo techo!


¡EL APASIONANTE MUNDO DE LA FAMILIA (Cristiana)!


p.d. Incluyo foto más acertada de uno de los medios de locomoción que usaba FIL (color y todo). La foto del capítulo anterior servía únicamente para situar una época.

2 comentarios

JuanLu -

Siempre me han gustado las descripciones. El trabajo igual iba a ser interesante...je je

Igebelar -

Kaixo JuanLu!

¿Sabes?, si algún día te quedas sin trabajo, siempre podrás optar a integrarte en el departamento de retratos robot de la policía. A la vista está que tienes un don natural para esto.

También está claro que te gustan los golpes de efecto: ese final tan rotundo y, en cierto modo, tan enigmático, hace desear más y más…

Por cierto, si el simple hecho de conocer a FIL provocaba tan devastadores efectos, no quiero ni pensar lo devastador que habrá tenido que ser compartir con él tu techo: la lívido, la curiosidad, el romanticismo, el espíritu de aventura, la fe, y el deseo de tener una familia, por los suelos. Uuuuffff.

Muxuk.